Día 11. Caos

Hoy empezamos el día algo descontrolados. Sólo tenemos un coche para 13, así que nos vamos unos cuantos andando y otros en el único medio de transporte con el que contamos. Primero los de Mebere y después nos recogen por el camino a los de Oyala. La verdad que el paseo merece la pena y el paisaje lleno de contrastes, no deja de sorprendernos. 

Oyala

Llegamos tarde. Es algo que no nos gusta porque intentamos inculcar a los alumnos el valor de la puntualidad. Llegamos y nos disculpamos, no hemos podido llegar antes con tan solo un coche. Y aunque nos disculpan, el día sigue descontrolado hasta el final. Eso si la llegada tarde nos ha hecho vivir un momento mágico. Los niños y niñas estaban en el campo de futbol, nos han saludado y han corrido detrás del coche hasta la puerta del colegio, con una sonrisa que jamás olvidaremos.

El micro no nos funciona, y eso en la clase con 60 alumnos nos deja con un duro reto por delante. Nuestra garganta se queja, pero seguimos y buscamos la manera de llevar el día lo mejor posible porque ellos lo merecen. 


En ESBA se están recopilando preguntas de forma anónima para contestarlas en las clases de sexualidad y reproducción. Queremos que sepan a qué se enfrentan cuando mantienen relaciones, cuáles son las medidas de protección e higiene, y eliminar mitos que todo adolescente tiene sobre el tema. Los enfermeros se encargarán de eso y lo harán genial.

En preescolar se divierten con un paracaídas de arcoiris y una bola del mundo en forma de pelota de playa. Además la poesía para la virgen se la saben casi entera. 


Terminado el día acabamos comiendo un bocadillo grande de tomate, aguacate y atún. Nos lo merecíamos después de este día. Hay cosas que cambiar para que la organización sea mejor, como exigir puntualidad, poner normas de comportamiento de clase, y dar mayor responsabilidad en la organización del comedor a los de ESBA. 

Falta comida a mediodía y Laura se da cuenta, así que vamos a comprar unas cuantas patatas más y algo de yuca para llenar el estómago de nuestros pupilos. La comida empieza más tarde de lo previsto y nos quedamos sin comer hasta las 3. 

Por la tarde comienza el momento de lectura. Nos encanta que los niños se interesen tanto en leer. Es un consejo de un estudiante de medicina de guinea ecuatorial que vino a acompañarnos en la gymcana del viernes pasado. Son ejemplos a seguir que animan a nuestros niños y niñas a buscar su futuro y luchar por el. 

Mebere

Llegamos algo tarde también y esto repercute a que los alumnos empiecen a prepararse más tarde. Las clases comienzan con 30 min de retrasó y con menos alumnos que de costumbre, aunque poco a poco van llegando. 

Durante la mañana, Jordi va recogiendo preguntas anónimas sobre sexualidad para responderlas el próximo lunes. Por otro lado, sigue habiendo descontrol con los alumnos de preescolar. Son muchos y muy rebeldes. Debemos mejorar la organización y dejar claras unas reglas, tanto en clase como a la hora del comedor.

Hoy ha sobrado comida, por ello, han repetido más de 30 alumnos.

Después de la comida, el equipo de Mebere ha podido echar la primera siesta del viaje. 60 minutos de reposo para coger con más fuerza la tarde. La clase con las mujeres es todo un éxito, ya son 10 las que forman el grupo. Nos lo pasamos genial: sopa de letras, cálculo de magnitudes, ahorcado, juegos de memoria...


Finalmente, se reúne todo el equipo de voluntariado en el campo de fútbol para ver entrenar al equipo, mañana juegan un partido trascendental en un torneo local. Después, nos fuimos a pasar un rato con los niños y preparar material para las clases del día siguiente.

Acabamos el día comiendo en bar fashion. Perpetua no puede ser más guapa y elegante en su cocina. Y la comida buenísima. Comemos un Pepesoup que quita el hipo. 

Mañana más y mejor.

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